Eduard Dusa llega desde el Parador Nacional de Arcos y repite en esta cuarta edición con una elaboración de perdiz roja de tiro, cremoso de setas, aire de tomillo y verduras de temporada, un plato con ingredientes de la Sierra de Cádiz y un toque de innovación.
El año llegó hasta la final con un plato de panceta rustida, que gustó al jurado tanto su emplatado como su sabor y con él pasó a la segunda fase, donde cocinó un risotto de pollo campero y espárragos. En la fase final participó con una crema fina de habas secas, morcilla, setas y ciervo grazalemeño.
Y no es de extrañar que Eduard Dusa cree estos platos, ya que con 10 años ya estaba dentro de las cocinas, «le preparaba la comida a mi hermana, en aquel entonces nuestros padres trabajaban y a los mayores nos dejaban a cargo».
Conocemos a Eduard Dusa

El truco de un buen cocinero es la experiencia y aprender a elaborar las bases. Es entonces cuando se puede empezar a crecer. Así que el primer plato que preparó este chef fue una crema de calabacín.
Si queremos conquistar a Dusa, el plato con el que lo lograremos será con una polenta de maíz rellena de queso de cabra. Todo un acierto que Eduard no rechazará.
Sus años de experiencia entre las cocinas, y ahora en el Parador Nacional de Arcos, le han hecho conocer a muchos turistas de todas las nacionalidades, y él tiene claro lo que les ofrecería a los que visitan por primera vez esta tierra, les daría un plato de ciervo con cremoso de apionabo y frutos rojos «todo un espectáculo».
Cuando es Dusa el que hace las maletas para visitar otros países, no se deja en tierra un «tarro de miel de nuestra Sierra. Me gusta comerla con pan».
Además, en su cocina nunca falta el aceite de oliva, el vinagre de Jerez y la manzanilla.
Y para terminar un buen menú, no hay nada para este chef «como el postre favorito de nuestra Sierra, los cubiletes de cabello de Ángel. Siempre me ha gustado el cabello de Ángel».